La luz afecta a nuestro ritmo circadiano (ver ritmo circadiano) inhibiendo la segregación de melatonina y es por este motivo que la ausencia de luz indica a nuestro cerebro que es momento de dormir.
En bebés menores de 4 meses, puesto que su reloj biológico interno o ritmo circadiano todavía está madurando y no está ajustado, este factor no afecta tanto. Pero en bebés mayores de 4 meses, debemos tratar de proporcionar un ambiente oscuro y sin distracciones luminosas para ayudar a nuestros bebés a dormir mejor tanto en las siestas como en la noche.
Con la luz anaranjada del atardecer, el cerebro empieza a fabricar melatonina preparando al cuerpo para dormir. Si dormimos a nuestros hijos con una luz fuerte o tenemos alguna luz, ésta le envía a su cerebro la señal de que deben permanecer despiertos y no ayudamos a que segreguen la melatonina tan necesaria para conciliar el sueño y permanecer dormidos.
Nuestra recomendación siempre es la oscuridad total en siestas y noche a partir de los 4 meses y solo utilizar una luz quitamiedos en el caso de que el niño manifieste miedos (a partir de los 2 años ya que antes de ese momento no los tienen).
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