La anquiloglosia o tener el frenillo lingual corto no tratado a tiempo ha evidenciado una estrecha correlación con el poder sufrir trastornos respiratorios del sueño (apneas). Según un estudio reciente de Maria Pia Villa et al. «Un frenillo lingual corto modifica la posición de la lengua e impide el desarrollo orofacial, especialmente en los primeros años de vida. Más específicamente, se ha asociado con dificultades en la succión, la deglución y el habla [20,21]. La evidencia reciente indica que un frenillo lingual corto podría provocar dismorfismo orofacial. Se ha demostrado que los cambios orofaciales provocan respiración bucal, debido a la modificación de la posición de la lengua, y anomalías ortodóncicas secundarias como una mordida cruzada anterior y posterior, un crecimiento desproporcionado de la mandíbula y un crecimiento anormal del maxilar. Todos estos cambios anatómicos afectan al tamaño de la vía respiratoria superior y aumentan el riesgo de colapso faríngeo durante el sueño [1,22].»
