[1]Extraído del libro: Guerrero, R.(2018). Educación emocional y apego. Pautas prácticas para gestionar las emociones en casa y en el aula. Barcelona: Planeta Podríamos definir el apego como un tipo de vínculo afectivo asimétrico entre el bebé o niño y sus padres.
Este lazo emocional se inicia, en el periodo prenatal y dura todo el ciclo vital. La teoría del apego tiene su origen a mediados del siglo pasado gracias a las aportaciones de John Bowlby (1907-1990), psicólogo y psiquiatra británico considerado el padre de esta idea. La teoría del apego (1969) establece que los seres humanos podemos establecer relaciones emocionales estables e intensas con varias personas a la vez.
El neonato llega al mundo con la capacidad innata que le ayuda a establecer su primer vínculo de apego, pero para eso es necesario que exista una interacción entre el neonato y su madre o cuidador principal para que se desarrolle dicho vínculo. Por lo tanto, venimos a este mundo predispuestos para la conexión con nuestros cuidadores, es decir para apegarnos, pero también para defendernos o evitar lo nocivo. Años más tarde, una discípula de Bowlby llamada Mary Ainsworth (1913-1999), demostró empíricamente los postulados teóricos de bowlby.
Para Ainsworth el tipo de apego depende de la disponibilidad que muestre la figura de apego principal, que en la mayoría de casos suele ser la madre. La teoría del apego establece que el ser humano nace con la predisposición para establecer vínculos emocionales con personas significativas de su entorno. Esta capacidad que tenemos para relacionarnos y vincularnos es innata y no está condicionada exclusivamente por las necesidades fisiológicas del recién nacido, sino que busca protección, seguridad y refugio en el cuidador principal.
Clasificación de los 4 tipos de apego según Ainsworth (1970):
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Referencias