Todos los seres humanos tenemos despertares parciales cada vez que finaliza un ciclo de sueño y pasamos de un sueño profundo a uno ligero. La diferencia es que los adultos tenemos la capacidad de conectar un ciclo de sueño con otro sin apenas darnos cuenta. En cambio, los bebés y niños puede que cuando experimentan ese despertar parcial no tengan la capacidad de reconectar con el siguiente ciclo de sueño por sí solos y reclamen ayuda. Si al inicio de la noche se están durmiendo de una forma muy específica (al pecho, con biberón, en brazos, meciéndolo) probablemente al finalizar un ciclo de sueño experimentará un despertar parcial que se convertirá en completo y necesitará que le ofrezcamos las mismas condiciones para conciliar el sueño que al inicio (es el modo en que aprende o que asocia a dormir).