Cuando un bebé tiene una privación de sueño esto suele traducirse en un bebé irritable, lloroso y difícil de consolar. Los bebés suelen tener cansancio excesivo sobre todo cuando no realizan siestas diurnas (son necesarias hasta aproximadamente los 4 años) o estas son muy cortas y por lo tanto, poco reparadoras (antes de los 6 meses, cualquier siesta de 20 a 120 minutos es normal). Cuando el bebé está sobrecansado, estará de mal humor y esto puede afectar también a la noche (tardará más tiempo en conciliar el sueño, está irritable y puede traducirse también en más despertares nocturnos o despertares tempranos antes de las 6 de la mañana).
Desde el punto de vista biológico, cuando el bebé no duerme cuándo necesita y lo que necesita, su cuerpo actúa segregando cortisol, la conocida como hormona del estrés que actúa como un boost de energía extra que le permite aguantar más tiempo despierto pero estando cansado y de mal humor.
Para evitar el cansancio extremo o sobrecansancio es fundamental estar atento a sus señales y ventanas de sueño para que pueda hacer las siestas que le tocan por edad, ofrecer un ambiente de sueño adecuado, realizar un ritual pre siestas y nocturno y que duerma las horas que necesita por edad.
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