El ambiente de sueño hace referencia al lugar donde se duerme y es una de las piezas clave para establecer hábitos de sueño saludables.
Recuerda que la Asociación Española de Pediatría dice que los 6 primeros meses el bebé deberá compartir habitación con sus cuidadores para evitar el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) y que sería recomendable hacerlo hasta los 12 meses de edad.
El lugar en el que duerme el bebé o niño debe ser silencioso, fresco y poco iluminado.
Ruidos: Normalmente los padres solemos preocuparnos mucho por el ruido ambiental y creemos que en un completo silencio el bebé dormirá mejor. Pensemos que han estado 9 meses expuestos a un ruido constante dentro del útero materno y por eso a veces el silencio absoluto les resulta incómodo; en estos casos el ruido orgánico puede ser un gran aliado para recrear el ambiente que tenían dentro del útero.
En niños a partir del año, que ya son más sensibles a los sonidos externos el ruido orgánico ya no tiene sentido.
Temperatura adecuada: Tanto adultos como niños y bebés conciliamos mejor el sueño en ambientes frescos que calurosos. La temperatura óptima será entre 18 y 21 grados.
En ambientes cálidos o en verano, será necesario bajar la temperatura de la habitación o utilizar ventiladores para que puedan descansar adecuadamente.
Luz: Pensemos que la hormona del sueño, la melatonina, se produce principalmente en ausencia de luz. Así que es primordial que nuestro bebé duerma por las noches en un lugar oscuro. En las siestas, que no hay liberación de melatonina, la oscuridad no es importante hasta los 4 meses cuando ya distinguen perfectamente entre día y noche y la oscuridad les va a aportar que esa siesta sea más reparadora y probablemente más larga. A partir de los 4 meses los bebés se vuelven mucho más alerta a los estímulos externos, por lo que aquí la oscuridad puede ayudar a que no se distraigan y puedan hacer siestas de calidad. Si tu hijo/a tiene miedo a la oscuridad (suele desarrollarse a partir de los 2 años) puedes utilizar una pequeña luz ambiental pero trata que ésta sea siempre de color naranja o amarillenta (luz cálida) ya que las luces blancas o azuladas (luz fría) inhiben la segregación de melatonina haciendo que pueda tardar más en conciliar el sueño. Por eso también es recomendable apagar cualquier tipo de pantalla (emiten luz blanca) al menos una hora antes de ir a dormir.